COMENTARIO DE ACTUALIDAD

FECHA REFLEXIÓN

COMENTARIO

 

12-jul-22 MEDITACIÓN.7

COMO SI DIOS NO EXISTIERA.

Esta expresión se la he oído decir a varios Obispos e incluso Papas. Sale a relucir cuando tienen que expresar su sentir, a la vista de la situación del mundo.

Como gran parte del mundo sigue por caminos separados de Dios, es necesario que la Iglesia y los cristianos comprometidos lo denuncien con más claridad.

Cuando la Iglesia aborda propuestas de Apostolado, seguro que está presente en ellas esta lamentable situación de gran parte de la humanidad, pero cuando toma decisiones, ¿Qué resultados se obtienen?

Sólo Dios lo sabe. Pero la evidencia nos dice que, aparentemente, muy pocos, pues la evolución del mal va en aumento.

No hace falta acumular las noticias de un largo periodo para comprobarlo, con las de un solo día nos basta:

Guerras, atentados, violencia, maltrato entre personas, perversión, abominación, aborto, eutanasia, paro, pobreza, incertidumbre, etc., etc.

Ni los avisos del Cielo hacen cambiar este ritmo del mal. “Dios quiere que todos los hombres se salven”, (1Tim.2,4), por lo que todo su proceder está dirigido a ese fin. Pero topamos con la libertad del hombre que puede elegir el camino que desee, el del bien, o el del mal.

Tenemos el ejemplo de la Pandemia del Coronavirus. Llevamos casi tres años con ella con muchas muertes e infinidad de secuelas, que se ha extendido por todo el mundo, proféticamente anunciada, y aunque sí es verdad que ha hecho cambiar a muchas personas, la mayoría, ha estado deseando que levantaran las restricciones, para enfrascarse de nuevo en el pecado.

La obligación del cristiano, la obligación del seguidor de Cristo, es: DIVULGAR SU PALABRA, DIVULGAR EL EVANGELIO. Así lo ha ido haciendo y recomendando la Iglesia. En los momentos especiales de campañas, siempre ha recurrido la Iglesia a que imitemos a los primeros cristianos.

Pero, ¿se hace bien?, porque parece que no es suficiente. ¿Qué hacer?

Puede que la clave esté en la predicación. Se buscan modos y palabras bonitas que expongan las ideas del Evangelio, pero no se profundiza en Él. La parte que suena desagradable a los oídos del público no se dice, no se expone con normalidad, como parte de un Dios Todopoderoso. Jesús mismo, nos recuerda en el mensaje de Prado Nuevo del 4-11-1995, “que se hable de su Misericordia y de su Justicia”.

Porque, ¿cuánto tiempo hace que no se escucha en las homilías y demás comentarios del Evangelio, estas frases de San Pablo?: “¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No os engañéis: Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces poseerán el Reino de Dios” (1Cor.6,9-10).

Se leen, eso sí, cuando toca en las lecturas dominicales, pero, ¿se explica y se profundiza en ello para que quede bien claro? Porque si el alma en pecado solo capta la Misericordia de Dios, puede pensar, ¡para qué esforzarse, si todos nos vamos a salvar, si Dios no castiga, es Misericordioso!, olvidándose de los demás Atributos Divinos.

Entremos en alguna tertulia, foro o centro de opinión, hablemos de esto, y veréis como nos persiguen.

¡Ah!, si nos persiguen, es que hemos encontrado el buen camino. “Seréis aborrecidos de todos por mi nombre; el que persevere hasta el fin, ese será salvo.” (Mt.10,22)

Con paños calientes no se ataja esta degeneración. Ya no se tiene reparo en declararse adúltero, fornicario, desleal, sodomita u homosexual, haciéndolo con descaro, presentándolo como un ideal y haciendo exhibiciones públicas que superan a Sodoma y Gomorra.

Sí, es verdad que Dios nos ha hecho libres y podemos tomar el camino de la salvación (estrecho) o el camino de la perdición (ancho), pero también es verdad que para elegirlo debería el hombre (hombre y mujer) estar informado, porque cuántos al enterarse de que todo un Dios murió por él en la Cruz, ha cambiado de vida, ¡YO NO SABÍA...!

Pues ese es el camino, la enseñanza de la verdad, que como bien nos dejó dicho Jesús, ¡LA VERDAD OS HARÁ LIBRES! (Jn.8,32)

Para ello, solo hay que ser discípulo de Jesús. (Jn.8,31)

Y claro, al permanecer en SU PALABRA, si somos fieles, tenemos que tomar todo SU EVANGELIO, todo, no parte de Él.

Pues esa debe ser la tarea de la Iglesia y la de cualquier discípulo de Jesús, sabiendo con alegría que donde esté Él, estará también su servidor. (Jn.12,25-26)

¡Y CAMBIARÍA EL MUNDO!

Con un hecho imprescindible, que aparecerían los mártires.

Si no se consigue, por desidia o falta de obreros, los plazos para el fin del mundo se acortará irremisiblemente.

(M.S.G.) Julio.2022.