MENSAJE DEL DÍA 16 DE ABRIL DE 1982

 

     LUZ AMPARO:

     ¡Qué cosa más bonita, Dios mío! ¡Ay, qué ángeles! ¡Ay, qué luz, Dios mío! ¡Ay, qué cosa más bonita, Dios mío! ¡Ay, qué ángeles! ¡Ay! ¿Cuál es éste? Si se parecen los dos. ¿Cuál es, Dios mío? Si son iguales. ¡Ay, Dios mío! ¡Qué resplandores, Dios mío! ¡Ay, qué bonito, Señor! ¡Ay! ¿Qué quieres, Dios mío? Hoy no me ha pasado esto. ¿Qué quieres, Dios mío? ¡Ay, ay! ¿Quién me va dar el mensaje? ¿El arcángel san Miguel?

 

     EL SEÑOR:

     Sí, hija mía, te daré el aviso por el arcángel san Miguel.

 

     ARCÁNGEL SAN MIGUEL:

     Recibe este mensaje. Éste es el último mensaje que daré a los humanos. Pero di a todos que todos esos mensajes que he dado serán cumplidos desde el primero hasta el último, y que la ira de Dios Padre se derramará sobre la Humanidad, sobre los hipócritas, los farsantes de mi Iglesia, los impuros. Tú, hija mía, cumple con todo lo que yo te he explicado; publica todo lo que has visto, todo lo que te he enseñado, y di a todos que enmienden sus vidas, que cumplan con los mandamientos de la Ley de Dios. Me manifestaré muchas veces a ti; pero no te daré más mensajes para la Humanidad; sólo te digo que todo lo que te he manifestado será cumplido. Que hagan oración, penitencia y amen al prójimo. Te sigo repitiendo, hija mía, que fuera de mi Iglesia, de la Iglesia de Cristo, no hay salvación. Todo lo dejé escrito en la ley de mis Evangelios. Hija mía, no tengas miedo y sigue repitiéndolo, que sin Cristo no hay salvación. Di a todos mis apóstoles, hija mía, que sigan haciendo esa obra tan bonita, me agrada mucho. Tendrán muchos impedimentos, hija mía, por los mismos que se llaman hijos de Dios. Tendrán persecución, pero que sigan adelante, como a mis discípulos también los persiguieron; pero vale la pena hacer apostolado y recibir la recompensa eterna.

     Y tú, hija mía, sé humilde, la humildad es lo que más me gusta. Sé humilde y ofrece todo por la salvación de mi Iglesia, hija mía.

     Adiós; os doy a todos mi santa bendición. Sed humildes, hijos míos, sed humildes.