MENSAJE DEL DÍA 6 DE FEBRERO DE 1999, PRIMER SÁBADO DE MES,
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN:
Hijos míos...
LUZ AMPARO:
¡Ay, qué belleza!
LA VIRGEN:
Hija mía, hoy vengo con el manto de fiesta. Son tantas las avemarías que recibo en este lugar, que aunque mi Corazón está dolorido por la situación del mundo, siente un gran gozo porque estas avemarías que se rezan en este lugar, la mayoría de ellos vienen con ansia de Dios, y sale de lo más profundo de su corazón. Pero ¡ay, hija mía, cuántos no quieren seguir esta Obra!
EL SEÑOR:
Sé que te entristeces y que tu corazón sufre cuando ves que un alma ha recibido tantas gracias de este lugar y se van por otros lugares donde los halagan y donde hurtan mi gloria, porque los glorifican. Se glorifican, hija mía, en la oración ellos mismos; por eso muchos no quieren seguir esta Obra, porque aquí, te lo he dicho: que son uno de tantos, y en otros lugares resplandecen. Pero ¡cuántos se presentan ante mí, hija mía, con un celo negro, que no es ese celo bajado del Cielo, sino es celo terreno, celo diabólico, a veces, porque se presentan llenos de vanidades y de vanas glorias!
Y yo intercedo a mis hijos que oren con pureza de corazón para la gloria de Dios; que no se vanaglorien de la oración ni de los trabajos que hagan; que no dejen que los hombres los halaguen y los glorifiquen; que trabajen por los prójimos y para la gloria de Dios; que hagan la voluntad de Dios en todo.
Sí, hija mía; por eso los hombres no quieren seguir esta Obra, porque aquí no son halagados, son perseguidos, calumniados, difamados; pero eso hicieron con Cristo.
LA VIRGEN:
Orad bien, hijos míos, orad bien, para que cuando os presentéis ante la Divina Majestad de Dios, recibáis vuestro galardón.
Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos para la salvación de las almas, para las almas del Purgatorio...
Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.