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Otras veces el Texto suelto puede decir lo contrario de lo que quiere decir.
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Si leemos (Sab 2, 10) “...oprimamos al justo pobre. No perdonemos a la viuda, no respetemos las canas llenas de años de los ancianos…”
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y podríamos terminar diciendo “Palabra de Dios”.
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Al leer el CONTEXTO nos aclara que “…así discurren los impíos desacertadamente.”
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Al tomar la Santa Biblia, hay que cuidar no nos pase como a aquel hombre, que estaba desesperado y pensaba quitarse la vida.
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Alguien le habló de que en la Biblia había consuelo para todo mal,
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y la abrió al azar encontrándose con un fragmento del versículo 5 del capitulo 27 de Mateo y leyó: “...y se ahorcó”.
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Quedó pensativo, le parecía muy duro que ese fuera el camino que la Biblia (Palabra de Dios) le marcara,
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y volvió a abrirla por otra parte con la mala suerte, de que la abrió por el evangelio de Lucas, final de la parábola del buen samaritano (Luc 10, 37) y leyó: “...Haz tu lo mismo…”
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y ¡se ahorcó!.
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Si hubiera leído el CONTEXTO habría visto que en el primer caso se nos narra la desesperación y mal final de Judas,
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sin que ello sea recomendar a nadie, que haga lo mismo, al contrario,
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y en el segundo caso el consejo de Cristo al legalista, para que obrara siempre como lo había hecho el Buen samaritano.
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M.S.G.