PRIMITIVA IGLESIA - BIBLIA.17

10-6-21


  • Hoy empleamos el nombre de Dios sin mas ni mas. Así hasta en expresiones vulgares como una larga interjección decimos ¡Dios mío! Y nos echamos las manos a la cabeza. Eso un judío jamás lo haría.

  • Si analizamos el capitulo 13 (parábolas del reino) de Mateo se observa que dice “semejante es el reino de los cielos…”, y esto repetidas veces, si para hablar del reino evita el “Santo nombre de Dios” ¡Pensad si lo iba a emplear como una interjección!.

  • Pues bien, cuando Tomás en la segunda aparición, terco en creer en la Resurrección, ve con sus ojos y es obligado a meter sus dedos dentro de las llagas de Cristo, cae de hinojos y exclama “¡¡Señor mío y Dios mío!!” (Jn 20, 28), (Leamosló).

  • Pero tanto Tomás que lo dice como Juan que nos lo narra son judíos, luego este ¡Dios mío! No puede ser una interjección de admiración, sino un reconocimiento explícito de la Divinidad de Cristo.

  • Pues los Testigos de Jehová, que de Biblia y sobre todo de introducción a Sagrada Escritura no saben nada, para aclarar este pasaje (al no creer ellos en la Divinidad de Jesucristo), dicen que Tomás al ver a Cristo se echó las manos a la cabeza y lanzó una exclamación. Algo así como diciendo ¡Dios mío que bruto soy! . Ved si tiene importancia o no el conocer, no lo que dice sino lo que quiso decir.

  • Otro aspecto interesante es conocer el estilo literario. Leamos el mismo pasaje escrito por un semita (Mat 7, 24 ss) y por un hombre de cultura helénica (Luc 6,47ss).

  • Habréis observado que esta repetición exacta en la primera y segunda parte, del que edifica sobre roca o sobre arena, “...cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos...” que se da en Mateo, no es empleada por Lucas, no entra en la mente de un griego esta clase de repeticiones.

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M.S.G.