Dogma de Fe creído en la Iglesia, resulta evidente a quien tiene espíritu verdaderamente cristiano.
Y es además evidente a quien lee con atención la Palabra de Dios.
María aparece ante nosotros como una joven, virgen.
Mateo introduce a Cristo en el mundo hablándonos de su Madre y nos dice que todo esto fue obra del Espíritu Santo (Mt 1,18).
Simultáneamente nos habla del parto virginal. Este hecho maravilloso, que es el pórtico de gloria por el que entra Cristo en el mundo, es a los ojos de Mateo el cumplimiento de una profecía hecha por Isaías 700 años antes de este momento histórico:
«He aquí que una virgen concebirá y alumbrará un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios con nosotros» (Mt 1,23).
El hecho evidente es que Jesús fue concebido por María, sin intervención de José, y esta evidencia nos la da la propia Escritura: este hecho no es sino el cumplimiento de lo predicho tanto tiempo atrás por el profeta (Is 7,14).