SÍNTESIS.
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Este aspecto de comunión en la Eucaristía, es lo que hoy subrayan los hombres.
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Esto es, sobre todo, lo que buscan y lo que encuentran en la comunión del Cuerpo de Cristo.
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Y El ha hablado con una nitidez, con una profundidad, con una sublimidad asombrosas.
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Veamos sus efectos. Como sacramento de amor por parte de Cristo, su efecto primero y principal es nuestra unión con El.
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Vamos a citar frases de Jesús que denotan bien a las claras esta su intención.
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No hay unión más estrecha que la que se da entre el alimento y la persona que lo recibe.
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Si Jesús utilizó esta manera maravillosa de incorporarse a nosotros (mejor dicho, de incorporarnos a El) es precisamente porque quiere ver en este hecho externo el significado profundo que da a este Sacramento.
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En el capítulo 6 del Evangelio de Juan, citado anteriormente, para demostrar su presencia verdadera en la Eucaristía, tenemos frases luminosas de Jesús, respecto a esta unión nuestra con El en lo que llamamos Eucaristía.
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«El que come mi carne y bebe mi sangre se queda en Mí y Yo me quedo en él» (v.56).
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Es un quedarnos adheridos a El como aparentemente queda el alimento adherido e incrustado en nosotros.
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Y lo vuelve a reiterar Jesús en su frase siguiente:
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«Así como me envió mi Padre viviente y Yo vivo por mi Padre, así también el que me come a Mí, vivirá por Mí» (v.57).