BIBLIA - SÍNTESIS.151
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SÍNTESIS.151
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10-4-23
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Es claro el testimonio de Jesús mismo, que haciéndose eco de lo que en su pueblo se siente y de lo que El mismo da por indudable, lo afirma al hablar de la Biblia: «La Escritura no puede fallar» (Jn 10,35).
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Y más tarde San Pablo, en la última de sus cartas, dirá a Timoteo su discípulo y sucesor en Efeso:
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«... desde niño conoces las Sagradas Letras, las cuales pueden hacerte sabio en orden a la salud por medio de la fe que se halla en Cristo Jesús. Toda la Escritura, divinamente inspirada, es también provechosa para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la educación en la justicia, para que sea cabal el hombre de Dios...» (2 Tim 3, 15-17).
10.- INTERPRETACIÓN
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Puesto que el autor sagrado no habla en sentido científico, sino en el estilo de su pueblo y en la forma en que los hombres de su tiempo entienden las cosas, es preciso ante todo determinar el sentido que da a sus palabras.
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Sólo lo que él quiere decir y en el sentido en que lo quiere decir, es lo único verdadero.
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Consiguientemente hay que estudiar los géneros literarios, es decir, la forma en que los autores contemporáneos a él escribían, para ver lo que nos ha querido decir, según el estilo, el gusto y el modo de la época (DV 12).
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Como obra en que han tomado parte los hombres a través de quince siglos, en que tanto han variado las culturas y los modos de expresión, y más aún por ser Dios infinito el autor principal, lógicamente debemos concluir que ha de tener pasajes sublimes y difíciles esta obra de la Sagrada Escritura (DV 12).
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Para satisfacción nuestra, tenemos las palabras mismas de la Biblia que nos afirman esa realidad, sobre todo refiriéndose a ciertos libros particulares de ella.
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M.S.G. |