BIBLIA - SÍNTESIS.161
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SÍNTESIS.161
19-6-23
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Es la ocasión que escoge Cristo, para exponer en una parábola, que sólo Lucas nos conserva, el desinterés, el profundo amor que supone esta hermandad espiritual que Cristo viene a implantar al mundo.
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«Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó...» (Lc 10, 30-37).
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Es un ejemplo extremo. Ni el sacerdote, representante oficial de Dios, ni el levita, seglar confesionalmente religioso, sino el samaritano, es decir, el hombre malo oficialmente y perverso públicamente, es quien en este caso se comporta como un auténtico hermano.
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Este es el ejemplo que imitar, nos dice Cristo.
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Cristo antepone el amor al prójimo a los actos de culto a Dios.-
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Y es Jesús mismo el que nos presenta (principalmente a los judíos que le escuchan y son tan estrictos en todo lo que supone respeto externo y oficial a Dios) el caso impresionante de que a Dios le interesa más el amor al hermano que el propio culto que se le tribute a El.
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Cuando Jesús está hablando a las muchedumbres (nos lo cuenta Mateo en el Sermón de la Montaña) y hablando precisamente de la amplitud del quinto Mandamiento, que mira a todas las relaciones esenciales con nuestro prójimo, añade:
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«Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y luego vuelve a presentar tu ofrenda» (Mt 5, 23-24).
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Ni tu culto le interesa a Dios, tu Padre, si tú has ofendido en algo voluntariamente a tu hermano que es también su hijo.
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M.S.G. |