LA OBRA DE PRADO NUEVO:

EVANGELIO DEL 29-09-2024.

Comentario

(Mc. 10, 2-16.)


06 - 10 - 2024

...lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Para comprender el texto evangélico que hoy nos presenta la Iglesia para nuestra reflexión, hemos de remontarnos a cómo estaba el mundo 1200 años antes de Jesucristo.

Moisés, el gran legislador del pueblo escogido, tuvo que dar ciertas concesiones en prescripciones, ajustadas en lo posible a las costumbres de entonces. Moisés las iba elevando poco a poco, para que el pueblo las aceptase libremente, y así fuese elevándose en moral y espiritualidad sobre los demás pueblos.

Dada la práctica generalzada en el antiguo Oriente, que despachaban cuando y cómo les daba la gana a la esposa, y la dureza de corazón del pueblo, tuvo que ceder y permitir dar libelo de repudio, o carta de divorcio. Pero ya veía Moisés el daño que la ley podía causar en la familia, porque, una de las cosas que exigió, para dar la carta de divorcio, era que jamás podrían casarse otra vez con la repudiada, ni aún en el caso de que, casada con otro, este segundo marido muriese y él quisiera recuperarla. (Dt. 24,4)

No cabe duda que hay divorcios que, entre enamorados, nacen de un choque, mantenido por soberbia, y que acaba en divorcio por pedirlo sin reflexionar. Moisés con su ley, sin duda pretendía que reflexionasen, antes de dar el libelo.

Los fariseos, naturalmente conocían la ley de Moisés y como estaban seguros que Jesús prohibía rotundamente el divorcio, sin posibles erróneas interpretaciones, ni por ningún tipo de causas,... Y como por el paralelo de Marcos, en San Mateo vemos que taimadamente lo que preguntaron es si el divorcio se podía conceder por cualquier motivo (Mt. 19, 3), queda clara la mala intención de la pregunta, que, como dice el texto, lo hacían para ponerle a prueba.

La contestación fué rotunda y razonada. Dios une al hombre y mujer y por lo tanto el hombre no puede desunir lo que Dios unió, pese a que, por la dureza de corazón, Moisés hubo de permitirlo. Quedaba claro que en la ley cristiana de mayor perfección moral, no es permitido el divorcio en ningún caso. Y si el divorciado se casa con otra comete adulterio. Así de claro. Y así en favor de la familia.

Se permite, sí, en caso de mala convivencia, la separación, nunca el divorcio.

La contestación de Jesús además de no haber caído en la trampa, debió escandalizar a los fariseos, pues ellos, para quien la mujer no pintaba nada, se encontraron con que Jesús las considera con la misma dignidad que el hombre, y con los mismos derechos, y por eso les dice: " Y si ella se divorcia de su marido, y se casa con otro, comete adulterio. Para Jesús es exactamente igual el hombre que la mujer.