MENSAJE DEL DÍA 1 DE MAYO DE 1983
EN SAN LORENZO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN:
Hija mía, soy vuestra Madre, hijos míos. Vengo llena de dolor, pero también vengo llena de misericordia. Todo el que quiera, hijos míos, que pida gracias, que yo derramaré sobre sus corazones todas las gracias necesarias para poder alcanzar el Reino de Dios. Hijos míos, sed puros, hijos míos, vestid vuestro cuerpo con pudor; en el Infierno, hija mía, está lleno de pecados de impureza. Sí, hijos míos, si vuestro ojo os sirve de pecado, arrancároslo y tiradlo lejos. Si vuestro brazo os sirve para pecar, arrancároslo y tiradlo lejos; también vuestra lengua.
¿De qué os sirve, hijos míos, de qué os sirve que derrame gracias, si luego, hijos míos, no queréis escuchar mis mensajes? Hijos míos, mejor es que paséis a las moradas celestiales mancos, ciegos y mudos que no que vayáis a la profundidad de los infiernos con todos vuestros miembros. Sed puros, hijos míos, y sed humildes.
Os pido que recéis las tres partes del santo Rosario. Corre mucha prisa, hijos míos, para salvar la mayor parte de la Humanidad. Sí, hijos míos, no seáis ingratos. Humildad os pido; también el Infierno está lleno de pecados de soberbia.
Besa el suelo, hija mía; este acto de humildad ofrécelo por los pobres pecadores. Sí, hija mía, quiero que hagáis muchos sacrificios, el tiempo está próximo.
Mira, hija mía, mira..., mira mi Corazón, mi Corazón Inmaculado, cómo está, hija mía... (Luz Amparo llora desconsolada al ver el Corazón de la Virgen), cómo me lo tienen los pecadores, hija mía. No lo toques, hija mía, que hoy no hay ninguna purificada.
Puedes escribir otro nombre en el Libro de la Vida... Nunca jamás, hija mía, se borrará este nombre; hay muchos escritos en el Libro de la Vida.
No vas a beber, hija mía, del cáliz del dolor; está acabando. Vuelve a besar el suelo, hija mía, por las almas consagradas; ¡las amo tanto, hija mía! ¡Qué pena me dan! ¡Qué pena, hija mía!
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y del Espíritu Santo.
Sé humilde, hija mía.
Adiós.