MENSAJE DEL DÍA 24 DE DICIEMBRE DE 1983

EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)

 

     LA VIRGEN:

     Hijos míos, en este día no podía dejar de daros la bendición. Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

     Hija mía, vas a ver un momento dónde nació Cristo Jesús. Tenéis que imitarle en la pobreza, hijos míos; Él buscó la pobreza.

 

     LUZ AMPARO:

     ¿Quiénes son ésos que hay ahí, quiénes son?...

 

     LA VIRGEN:

     Los pastores.

 

     LUZ AMPARO:

     ¡Ay, está desnudito el Señor, ay, ay, ay...!

 

     LA VIRGEN:

     Hijos míos, tenéis que imitar a Cristo Jesús, tenéis que imitarle en la pobreza, y en la humildad, hijos míos; sin esas dos cosas, hijos míos, no os salvaréis, hijos míos.

     Ahora voy a señalar en la frente a todos los aquí presentes, con una cruz, hijos míos; pero con esa cruz que mi Hijo lleva constantemente en los hombros; no la rechacéis, hijos míos, es un privilegio.

 

     LA VIRGEN:

     Todos habéis sido marcados con una cruz en la frente; esa marca, hijos míos, no es la marca del enemigo, es la marca de los escogidos; pero que ellos quieran seguir esa cruz, porque todo el que lleve la cruz y no cumpla con los mandamientos de la Ley de Dios, no se salvará, hija mía.

     También, hija mía, vas a tener el privilegio de besar mis pies...

     Sufre, hija mía, sufre, que yo también sufro por todos los pecadores. No digas nunca, hija mía, “no puedo más”; mi Hijo coge víctimas como tú y otras tantas, para la salvación del mundo; no le defraudes, hija mía; sé fuerte, sé fuerte hasta el último instante.

     Oración y penitencia, hijos míos, hace muchos años que os lo sigo repitiendo.

     Adiós, hijos míos. ¡Adiós!