MENSAJE DEL DÍA 12 DE MAYO DE 1984

EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)

 

     LA VIRGEN:

     Hijos míos, sólo voy a daros mi santa bendición. También os doy las gracias porque acudís por centenas. Acudid al santo Rosario; acudid, hijos míos. El Rosario será vuestra salvación, siempre que estéis, hijos míos, en gracia de Dios. Con el Rosario alcanzaréis todas las cosas del mundo, hijos míos. Mi mensaje es éste, hijos míos: sacrificio, sacrificio y penitencia.

     (Luz Amparo se pone a llorar, la respiración es agitada. Las siguientes palabras en cursiva son casi ininteligibles).

     Éstos son para todos aquéllos que no cumplen, hija mía, en este lugar; porque mi Corazón es misericordioso, mientras el Padre Eterno es Juez, hija mía[1].

     Os sigo repitiendo, hijos míos: no os riáis de mis mensajes. ¡Cuántos se están riendo de mis mensajes, hija mía! ¡Pobres almas!

     Os voy a bendecir, hijos míos. Ya lo tengo todo dicho. Os bendigo como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

     Hijos míos, levantad todos los objetos... Todos los objetos han sido bendecidos.

     Adiós, hijos míos. ¡Adiós!



[1] Varias palabras del párrafo son casi ininteligibles; se han utilizado las que parecen más indicadas conforme a la grabación y el contexto.