MENSAJE DEL DÍA 1 DE FEBRERO DE 1992, PRIMER SÁBADO DE MES,
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL
(MADRID)
LA VIRGEN:
Hijos míos, mi Corazón viene lleno de gracias para derramarlas sobre todos vosotros. Os voy a decir, hijos míos, que quiero que mi Obra se multiplique como las estrellas que hay en el cielo.
EL SEÑOR:
Sí, hijos míos, todo el que pertenezca a esta Obra y dé testimonio de fe y de caridad, derramaré sobre ellos todo género de gracias; y especialmente para todos aquéllos que vivan según el espíritu, no según la carne. Dad testimonio de fe y de caridad, hijos míos. Todos aquéllos que ayudéis a mi Obra seréis recompensados y estaréis muy cerca de la morada de mi Padre, y os recordaré las palabras del Evangelio donde dice: “Tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber, desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis”. Os recordaré aquellas palabras, hijos míos.
Para todos aquéllos que ayudéis a los mayores en su ancianidad, os prometo una recompensa eterna.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos pecados como se cometen en el mundo...
LA VIRGEN:
Mis palabras han sido cortas pero muy exquisitas, hijos míos. Todo el que practique el mandamiento del amor será recompensado.
Mi mensaje se acaba, pero mi amor, hijos míos, seguiré derramándolo sobre vosotros.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.