MENSAJE DEL DÍA 2 DE ABRIL DE 1994, PRIMER SÁBADO DE MES,

EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)

 

     LA VIRGEN:

     Hijos míos, mi Corazón viene muy triste y desconsolado, porque veo que los hombres me rechazan de todos los lugares.

     Todos aquéllos que sois perseguidos, calumniados, no os desconsoléis y luchad, hijos míos, con paciencia, energía y con amor. Pero gritad, hijos míos, que sois cató1icos de obras y palabras.

     ¡Qué tristeza siente mi Corazón con este pueblo tan desagradecido!

 

     EL SEÑOR:

     Hijos míos, descargáis vuestros rencores, por un pasado, contra almas inocentes y pacíficas. Levantaré mi mano y la descargaré sobre vosotros, porque todo el que me ama y me sigue lo quiero más que a las niñas de mis ojos. Pero sois paganos, hijos míos, y los paganos no aman a la Iglesia; y el que no ama a la Iglesia no entrará en el Reino del Cielo.

     Hijos míos, revisad los mensajes, veréis cómo se están cumpliendo las profecías. Dije que seréis golpeados, calumniados y echados; y así se ha cumplido, hijos míos, mi mensaje.

 

     LA VIRGEN:

     ¡Ay, pueblo desagradecido, que habéis recibido gracias como los hijos de Israel, y las habéis rechazado!

     Ya te dije, hija mía, que no dejaría de manifestarme en este lugar y que el espíritu no tiene distancia, porque tú me sigues viendo con el espíritu en el mismo lugar, hija mía.

     Y hago un llamamiento a todos los que habéis acudido a este lugar y habéis recibido miles y miles de gracias: que correspondáis a esas gracias, hijos míos; no tengáis miedo, no os preocupéis tanto por el cuerpo; vale más el alma que el cuerpo, hijos míos, y no cambiéis la eternidad por los miedos que os infunde el demonio. Yo seguiré derramando gracias muy especiales para las almas. Pedid, hijos míos, por vuestros enemigos y amadlos con todo vuestro corazón. Os repito, hijos míos, que son dignos de lástima; no buscan nada más que discordia y enfrentar a los pueblos, y hermanos contra hermanos, y padres contra hijos. Ésta también es una de las profecías: que los hijos se enfrentarán con los padres, las hermanas con los hermanos, la nuera con la suegra y la suegra con la nuera, hijos míos. Es el tiempo del Anticristo, es su reinado; pero vosotros, hijos de la Iglesia, con la gracia de la Divina Majestad de Dios, no os turbéis ni os desconsoléis; tened paciencia, hijos míos, y seguid amándonos; y yo seguiré manifestándome en el mismo lugar. Acudid de todas las partes del mundo a rezar. Ahora, más que nunca, es necesaria la oración y el sacrificio, hijos míos.

     Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas ofensas como cometen a mi Inmaculado Corazón.

     Yo seré honrada y venerada por todas las generaciones; así está escrito y así se cumplirá, hijos míos. Venid a mi Corazón, que yo os llevaré al Corazón de mi Hijo.

 

     EL SEÑOR:

     Y, ¡ay de aquéllos que dicen servir a la Iglesia y se dedican a discordias y a enfrentar a unos contra otros!; más les valiera no haber nacido. ¿No has visto que mi mano se ha descargado sobre ti? ¡Y todavía sigues incordiando, hijo mío, y formando discordia entre el pueblo! ¡Pobre alma, qué compasión siente mi Corazón por ti, hijo mío!

     Los hijos de la luz se unen a los hijos de la luz, y los hijos de la tiniebla también se unen, hijos míos. Estás en el lado de las tinieblas y aparentas estar en la luz.

     Pide mucho por él, hija mía, porque está ciego y no ve que mi mano se está descargando sobre él y sigue con discordias y enfrentamientos. ¡Pobres almas, hija mía! Haz sacrificio y penitencia por ellas.

     Acudid a este lugar, hijos míos, no abandonéis el lugar donde mi Madre ha puesto sus plantas virginales. Seréis protegidos, hijos míos, y vuestra arma que sea el Rosario y las alabanzas a Dios, hijos míos.

 

     LA VIRGEN:

     Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos con bendiciones especiales...

     Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.