MENSAJE DEL DÍA 2 DE OCTUBRE DE 1999, PRIMER SÁBADO DE MES,

EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)

 

     EL SEÑOR:

     Hija mía, mira la situación del mundo: el mundo está salvaje; el mundo está sin amor, hija mía; el mundo está pere... perezoso para los rezos, para las oraciones, y ¡cómo se ejercita en los estudios, hija mía, en los trabajos! Está el mundo a punto de perecer, porque el hombre está sin Dios. No piensan nada más que en las cosas materiales. Dejad a Dios, hijos míos, que os enseñe la caridad y el amor perfecto. El amor de la sangre, el amor de la carne... y ¿dónde dejáis el amor a Dios, hijos míos? Antes, los hombres dejaban la sangre y la carne por Dios. Ahora cogen la sangre y la carne y dejan a Dios, hijos míos. ¿No os da pena de la Majestad de Dios?

 

     LA VIRGEN:

     Convertid muchas almas, hijos míos; contentaréis a Jesús y le pondréis una corona. Orad, hijos míos; tened ilusión. Ya te lo digo, hija mía, que en esta Obra hay que tener ilusión, para sacarla adelante. Con ilusión y con alegría trabajad todos para la gloria de Dios. Convertíos, hijos míos, y arrepentíos. Dejad la materia y uníos al espíritu.

 

     EL SEÑOR:

     ¡Ay, los conventos, muchos cerrados y otros relajados, hija mía! ¿Sabes por qué, hija mía? Por las salidas, las idas y venidas; les han relajado y han perdido su vocación.

     Amaos los unos a los otros en el mandamiento del amor. Convertíos y arrepentíos. Acudid a este lugar, que todos seréis bendecidos y marcados con una cruz en la frente.

 

     LA VIRGEN:

     Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos con bendiciones especiales para los pobres pecadores...

     Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.